Constante Calvo Martínez nació en Santiago de Compostela en 1945. Con espíritu aventurero e inquieto, a los diecinueve años abandonó su paraíso natal dominado por el nacionalcatolicismo y se trasladó a Barcelona para dedicarse a la construcción.
          A principios de los 70, estudió inglés por si tenía que abandonar el país, y en plena crisis económica cursó estudios de delineación en FP, con el único objetivo de reciclarse en todas las materias básicas y no convertirse en un autodidacta. En 1980 accedió al funcionariado del MEC, pasando poco después a la Generalitat de Catalunya, para alternar su oficio principal por las mañanas. Es decir: Constante trabajó más de 170.000 horas en sus cincuenta años de vida laboral, sin estar ni un solo día de baja por enfermedad o accidente.
          De joven era aficionado a la literatura clásica, hasta que la aborreció y optó por temas científicos, especialmente parapsicología. En cuanto a las Bellas Artes, le encanta pintar retratos de mujeres al óleo o pastel, pero nunca tuvo tiempo para disfrutar de ese relajante placer.
          Mientras trabajaba, disfrutaba escuchando la mejor música y noticias para estar siempre informado. Como aficionado al buen cine, y pensar no duele, no dejó descansar su mente para crear historias de todo tipo, llegando a editar quince libros en los últimos veinte años, y seguirá haciéndolo mientras viva.